Ir al contenido principal

Existence

EXISTENCE (CAPÍTULO 1 DE SILENCE NARRADO POR BELIAL)

Mi mundo. Aburrido y sin cambios.
Tal vez por eso me gusta el mundo humano; efímero como la vida humana, inconstante, simple y con una poderosa capacidad destructiva, pero la vida aquí es intensa, en constante cambio, una locura de sensaciones y emociones. Es cómodo vivir en un lugar donde sus vidas son cortas, fugaces, un suspiro en la larga eternidad, donde nadie te recuerda el tiempo suficiente.
—Belial.
Levanté la mirada despacio, apartando los ojos del movimiento tranquilo de las aguas del mar y permití que Arioch se inclinara a mi lado, sobre la superficie rocosa de la rivera, un lugar imposible de acceder para los humanos y durante unos segundos los dos observamos el movimiento de jóvenes al otro lado de la playa.
—¿Y bien?
—Los hemos encontrado.
Asentí despacio. ¿Cuántas criaturas habíamos cazado ya? Hacía años que había perdido la cuenta. Desde que había comenzado a buscar a Nerikereengers, el último dragón vivo —vivo, sí, era una manera cruel de definir la transformación que había sufrido su cuerpo tras esos largos años en aquel mundo humano—, tras la guerra de mi pueblo, los demonios contra la raza de los antiguos dragones, capturarlo había sido mucho más complicado de lo esperado.
Nerikereengers se dedicaba a crear grotescas mutaciones con los humanos, mezclando su poderosa y corrosivas sangre con ellos, creando un ejercito con la finalidad de buscar venganza por la extinción de su pueblo y esas criaturas podían acercarme a él, pero nunca lo había tenido lo suficientemente cerca como para conseguir capturarlo y que su ponzoñoso odio le impidiera hablar.
Necesitaba respuestas, conocer una posible verdad que me había obligado a exiliarme de mi mundo, a esconderme de un lado a otro, a refugiarme entre las distintas razas y vivir en aquel mundo efímero, y sólo él podía responderlas. Sólo Nerikereengers conocía la verdad, sólo él podía explicarme lo que ocurrió realmente.
Y necesitaba saberlo.
—¿Dónde?
—Hay seis.
—¿Sólo?
Mi voz sonó demasiado fría y me levanté rápidamente, demasiado rápido para los ojos humanos y comencé a caminar por la pendiente, deslizándome hasta la playa y dejé que mis pies se hundieran en la arena.
Seis significaba que Nerikereengers no se encontraba cerca. Otra vez una pista errónea.
—Deshaceros de ellos. Nos vamos de este pueblo.
Arioch hizo una respetuosa inclinación y se apresuró a desaparecer. Frente a donde me encontraba, al otro lado de lo que la vista percibía, los primeros rayos del alba despuntaban majestuosamente en el cielo.
—El amanecer humano —murmuré, sintiendo como una sonrisa desdeñosa se dibujaba en mis labios.
Adoraba la noche, esa serena y latente oscuridad, esa tranquilidad de un mundo que duerme, un placer que los demonios no tenemos. Ese juego de luces que adorna el cielo durante el alba y el ocaso hacía que sintiera nostalgia por mi mundo y la magia que lo reina.
Me di la vuelta y comencé a caminar despacio, dejando que las luces del día me bañaran tímidamente y dieran la bienvenida a un nuevo día, fingiendo que no me daba cuenta de la forma en la que me miraban las dos mujeres que pasaron por la playa haciendo ejercicio, girándose un instante para seguir observándome.
Era lo normal y resultaba divertido... al menos al principio. Ahora simplemente resultaba repetitivo. Los humanos tendían a admirarnos, a amarnos hechizados por nuestras esencias y sus comportamientos hacían que perdieran humillantemente su dignidad frente a cualquiera de los de mi especie.
Admiración, amor, fascinación, miedo... Eso era lo que los humanos sentían al verme.
—¡Alis!
Sonreí con desdén. Sí, entre sus muchos defectos los humanos tienden a ser ruidosos. Giré la cabeza, sin interés, para ver al grupo de amigos que caminaban en la otra acera. Solo una de las chicas se había detenido y tras un segundo, movió la mirada hacia donde me encontraba, deteniendo sus ojos en los míos. No tardó en apartar la mirada, tal vez avergonzada, posiblemente impresionada, pero sin ninguna duda fascinada. La miré un momento mientras se alejaba, apartando la mirada cuando sentí la presencia de una de las criaturas de dragón muy próxima allí. Tenía trabajo y esa era la parte buena de los humanos. No importaba la impresión que se les causara; no vivían el suficiente tiempo como para encontrarme con ellos dos veces seguidas.
—Naamah.
Sentí su presencia muy cerca, delante de mí, moviéndose a una gran velocidad. También podía sentir a Eisheth cerca de ella. Sus movimientos siempre eran más lentos, pero mucho más sigilosos. Las dos se encontraban siguiendo a una de las criaturas y dejé que continuasen, moviéndome hacia la izquierda al llegar al final de la calle y caminé derecho hacia la playa.
—Síguelas —ordené, sin girarme hacia Arioch.
—Solo es uno, pueden encargarse ellas.
—Pueden —acepté—, pero esta vez están jugando con nosotros.
Apreté con fuerza la piedra negra en mi mano. Uno de los raros portales hacia mi mundo para aquellos que no tenían acceso a él. Lo había usado para atraer a Nerikereengers y el resultado había sido mejor del esperado, pero sólo en parte. Nerikereengers tenía demasiadas criaturas, demasiados soldados para enviarnos pero nunca daba la cara, nunca se mostraba y era imposible tratar de enviar un mensaje con sus soldados. Esas criaturas habían perdido el razonamiento, eran esclavos, algunos con la horrible capacidad de mantener su conciencia humana atada a ese monstruoso cuerpo, sin voluntad, maquinas creadas para matar y eso era lo único que pretendía Nerikereengers: matarnos y hacerse con el acceso a mi mundo; la única manera que tenía ahora, con un cuerpo debilitado por las transformaciones que había sufrido en sus largos años viviendo entre los humanos, de conseguir vengar a toda su raza.
—Son inferiores a nosotros.
—Son armas, Arioch. Cuando una no sirve es desechada y sustituida por otra. Jamás te confíes —Solté la piedra y dejé que mi esencia dejase de interferir en la propia de ella, permitiendo que Nerikereengers pudiera rastrearla—. ¿Has descubierto algo?
—Están solos. No siento a Nerikereengersereengers.
Suspiré. Era algo que ya había sabido, pero mi paciencia comenzaba a agotarse. Me alejé de Arioch y caminé por la arena, un momento, deslizando los dedos entre la cadena y dejé la piedra suspendida en el aire, desafiando a Nerikereengers, invitándolo a venir a mí. Estaba demasiado cansado de ese juego donde yo era el único que perseguía. Muchas veces había considerado la peligrosa alternativa de lo que sucedería en el momento de tenerlo frente a mí. Si Nerikereengers intentaba conseguir la piedra negra a la fuerza terminarían en una lucha que en un primer momento deseaba evitar pero que sabía que tendría graves consecuencias si ocurría. Si Nerikereengers moría solo me quedaba la alternativa de acceder a la Memoria y esa opción era imposible. No había conseguido encontrarla en su momento y ahora me era completamente imposible localizarla. E, incluso, aunque consiguiera encontrarla, si las sospechas que me habían hecho salir de mi mundo, perseguir a Nerikereengers y hasta encontrarme en aquel remoto pueblo eran ciertas, no tendría ninguna forma posible de acceder a la Memoria. Aunque eso ya diría bastante por sí solo.
—¿Señor?
—Arioch no necesitas quedarte conmigo.
—Es mi deber.
Su deber… Hasta resultaba divertido oír algo así.
—No te necesito, Arioch. Encontrémonos luego.
Los pasos de Arioch cesaron inmediatamente, perdiéndose entre el ruido del agua y caminé distraído, dejando que las horas humanas transcurrieran como cada día, demasiado rápidas, incapaces de satisfacer el anhelo de mi mente. Ni siquiera noté el cambio de luz hasta que comenzó a llover. Unas gotas que caían como pequeñas láminas de cristal en el agua, en la arena y sobre mí y que no tardó en convertirse en un gran torrencial de agua.
Observé el horizonte un instante más, dejando que el agua cayera sobre mí y sólo me giré un momento, dispuesto a salir de allí y volver al ático donde vivía temporalmente en ese lugar cuando sentí la presencia de varias criaturas muy cerca de la playa. Me centré un momento, tratando de visualizar mentalmente la escena y sentí al mismo tiempo las presencias de Eisheth y Arioch, pero no conseguí encontrar a Naamah, Maldije mentalmente y comencé a correr hacia el pueblo, distinguiendo a una de las criaturas que parecía estar acechando algo, sigilosamente. No tardé en ver también aquello que llamaba la atención del arma.
—Genial, un humano. Eisheth.
<<Yo me encargo>>
Asentí con la cabeza, permitiendo que Eisheth viera el movimiento en su cabeza y me apresuré a alcanzar a la chica que corría bajo los tejados, tratando inútilmente de resguardarse del agua y sólo conseguí llegar a ella un segundo antes de que Eisheth alcanzara a la bestia a un escaso metro de distancia.
—Ey —murmuré suavemente.
La chica giró la cabeza sobresaltada y sin esperar a que ella fuera a reaccionar, la agarré del brazo y tiré de ella con fuerza, empujándola contra la pared y oculté la escena con la chaqueta, poniéndola sobre nuestras cabezas justo cuando la criatura se abalanzaba contra nosotros y Eisheth intervenía rápidamente.
Cerré los ojos para buscar la presencia de Naamah y tardé más de lo habitual en encontrarla, alarmándome al encontrarla al otro lado del pueblo, atravesando la carretera en la dirección opuesta, enfrentándose sin Eisheth a varias de las criaturas que la habían acorralado, pero la alarma sólo duró un instante, el momento fugaz en la que percibí como estaba disfrutando con el momento y la dejé tranquila, apartando mi mente de ella y abrí los ojos lentamente al notar como la muchacha se estremecía y me centré en ella.
¿No era la muchacha de la mañana?
La joven apartó la mirada rápidamente, desviando la cabeza hacia otro lado completamente azorada y contuve una sonrisa burlona. Demasiado habitual. ¿Cómo la habían llamado? ¿Alis?
—Quedémonos así unos instantes —susurré débilmente.
La chica no intentó iniciar una conversación. Se limitó a revolverse incómoda, a cruzarse de brazos y a fruncir el ceño varias veces, como si hubiera algo que la molestase realmente o más bien como si tuviera un debate interior en el que no quisiera que nadie interviniera.
Esperé sin apartar la mirada a que la lluvia comenzara a ceder débilmente y los últimos restos de las criaturas hubieran desaparecido para apartar la chaqueta y liberarla de la proximidad de mi cuerpo, permitiéndola respirar, algo que pareció agravar su lucha interior. Ladeé la cabeza, interesado.
¿Por qué había tenido que ser ella quien hubiera cruzado a esas horas por aquella calle? ¿Coincidencia? Los humanos eran demasiado simples como para verse afectados por alguna fuerza superior como para considerarlo algo anormal. Deseché la idea rápidamente. Estábamos en un pueblo después de todo, tal vez esta vez sólo había sido una casualidad, una simple y humana coincidencia.
—No esperaba que lloviese tanto —dijo ella nerviosa, como si tuviera la necesidad de decir algo—. Ah… gracias.
¿Gracias? Enarqué una ceja cuando ella volvió a desviar la mirada.
—No debiste separarte de tus amigos —dije sin ninguna emoción, centrándome en lo que realmente importaba. Tal vez tenía tiempo para perderlo de esa manera pero no tenía ninguna intención de hacerlo.
—¿Eres Andy?
¿Andy? Aquello era demasiado incluso para un humano. ¿Estaba bromeando o trataba de asegurar que me parecía a alguien? La miré fijamente, tratando de ver algo en sus castaños ojos. Era humana y por su reacción no parecía que hubiera conocido muchos demonios en su vida. ¿Quién era ese tal Andy con quien me estaba confundiendo? Sonreí burlón, incrédulo.
—Claro —acepté divertido—. Andy está bien.
Ella no pareció satisfecha con la respuesta, levantando la cabeza posiblemente inconscientemente, como si algo en mi respuesta le hubiera molestado
—¿No vas a ir a la discoteca? —soltó bruscamente, de mal humor.
Enarqué una ceja, de pronto completamente entregado a aquella absurda conversación.
—Por supuesto que no.
Me reí con disimulo, observando la manera tan divertida con la que ella se crispaba, irritada.
—¿Qué es tan divertido? No le veo la gracia.
Dejé de reírme y suspiré, recogiendo la chaqueta y la dejé firmemente apretada en mi brazo.
—Estás empapada. Mejor será que vuelvas a casa o seguramente te resfriarás.
La miré un momento más antes de girarme y comenzar a caminar por el camino por donde Eisheth había desaparecido. La demonio me esperaba al final de la calle. Escuché sin interés como la chica se daba la vuelta y corría hacia el bar donde se encontraban sus amigos.
—Alis, ¿eh?
Una coincidencia… Dudaba que fuéramos a encontrarnos una tercera vez. Y la mente humana olvidaba muy rápido.
Sonreí y me detuve al lado de Eisheth.
—¿Quién era ella?
—¿Ella? —giré un momento la cabeza. Ya no había ningún rastro de ella, ni siquiera percibía su esencia humana por los alrededores—. Nadie.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El nuevo blog

Reabriendo de nuevo el blog :) Es algo que tenía pendiente desde hace un tiempo y creo que ya era hora de ponerme con ello. Aún está en proceso de creación :p En las portadas (en la sección de "Finalizados" "Activos" "Pausados" aún no hay link para acceder a resumen o al menos directamente al enlace para leerlo en wattpad pero lo iré añadiendo poco a poco. FINALIZADOS ACTIVOS PAUSADOS PRÓXIMAMENTE En la sección de "Próximamente" iré poniendo aquellos que voy a empezar en breve o ya tengo algún capítulo empezado y pronto subiré ^_^

DON'T LEAVE ME ("historia a la carta")

  ¿Puede el destino encontrarse en cualquier parte del mundo? ¿Podrías enamorarte incluso de la persona menos esperada? ¿Estarías dispuesto a descubrirlo?  ENTRAR

PRÓXIMOS TÍTULOS

Próximos títulos. No significa que vaya a empezarlos ahora y mucho menos el orden. Aún falta el resumen de todos ellos pero poco a poco.  NOTHING: Yaoi (resumen próximamente) TOTEM: Segunda parte de HIJOS DE LAS TINIEBLAS (Sí, al fin xD) AIZE: Para los que seguís SILENCE no necesita explicación (Será una historia independiente pero directamente relacionada a Silence y evidentemente del mismo "universo") ^^